—Yo no entiendo...
—Ven acá entonces.
Me acerqué. En realidad yo sólo
quería tocar su teta y tal vez olerla, porque no estaba bien seguro si era de
verdad o de silicona. Hacía tiempo que no tocaba teta.
— ¿Qué es lo que no entiendes?
—Lo de la naranja
Contesté, y se me comenzó a
endurar.
—Es redonda ¿ves tú? La tierra es
igual, redonda como esta naranja.
— ¿Y cómo no nos resbalamos y nos
caemos para fuera?
—Hace media hora que estoy
explicando que en el centro de la tierra hay un imán que atrae. Por eso si tú saltas,
caes de nuevo al mismo lugar. Si la tierra no tuviera imán volarías.
Yo sabía lo que era un imán.
Además lo estaba sintiendo muy fuerte con la teta ahí tan cerca. Tenía casi
reventada la bragueta.
— ¿Me entiendes ahora?
—Un poco... ¿A ver?
Estiré la mano y ella me pasó la
naranja. Sentí una cosa rara. Algo así
como si yo fuera el Lobo y ella la Caperucita. Creo que era el imán de la
tierra.
Jajaja, vamos que te pusiste más empalmado y tieso que un borrico. Y a la tierra, y los imanes que les den por culo.
ResponderEliminarAbrazo Chaly,
Jajajajajaja
ResponderEliminarBesos Chaly
Yo también creo que va a ser el imán.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajajajaja
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