miércoles, 23 de enero de 2019

0322: ¡Oh! ¡Qué hermosa es!


El Rey, a pesar de que apenas se le paraba, no dejaba de mirarla pues  hacía mucho tiempo que no veía a nadie con tanta gracia para mover las masas.
El hijo del Rey apenas la vislumbro la sacó a bailar. Ella danzó con tanta gracia que la admiraron aún más, los criados. Trajeron manjares exquisitos, pero el joven príncipe no probó bocado, estaba embelesado contemplando a la desconocida.
Cenicienta se sentó al lado de sus hermanas, haciéndoles muchos cumplidos y compartiendo con ambas el locro de gallina criolla y las yucas fritas que el príncipe le había obsequiado. Estaban charlando sobre las canciones de Malumba, cuando Cenicienta oyó que daban las doce menos cuarto; entonces hizo una gran reverencia a todos los presentes y se marchó a toda prisa, como cuando alguien  tiene la necesidad de cagar y corre en busca de un váter.

3 comentarios:

  1. La comparación del final es apoteósica.

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  2. Es que eso de darse cuenta de que se te va a romper el hechizo debe ser como un repentino apretón.
    Un abrazo.

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  3. Quizá fue eso lo que le pasó en realidad a Cenicienta le entró cagalera
    al pensar en la vida que le esperaba con el príncipe.

    Besos

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