—No es eso lo que le he
preguntado.
— ¿Ah, no?
—Le he preguntado si su marido es
maravilloso.
—No creo que yo sea la persona indicada
para responder a eso. Una esposa difícilmente puede ser imparcial en tales
temas.
—Bueno, mi experiencia me dice
que no hay nadie más brutalmente imparcial que la propia esposa.
— ¿Disculpe?
— ¿Quién más conoce todos los defectos
del marido a las pocas semanas de casarse con él y puede señalarlos,
normalmente de memoria, con una precisión digna de un forense?
—Debe de tener usted una esposa
muy cruel. Me gustaría conocerla.
—En realidad es una mujer de una inteligencia
inmensa.
— ¿De verdad?
—Sí. Fue lo bastante lista como
para dejarme hace ya unos años.
— ¿Significa eso que usted no era
maravilloso?
— ¿En el matrimonio? No, supongo que
no lo era. En el resto de aspectos sí lo soy, por supuesto, incomparable.
—Entonces, estoy segura de que mi
esposo saldrá muy bien parado. Creo que tiene una opinión de sí mismo muy
parecida a la suya
Sí, la esposa fue muy inteligente.
ResponderEliminarBesos
Cada matrimonio y cada pareja es un mundo; por eso será que cada vez la gente se soporta menos.
ResponderEliminarAbrazo.
¿Saldrá muy bien parado a los ojos de sí mismo?
ResponderEliminarUn abrazo.
Nadie sabe nunca qué piensa el otro sobre uno.
ResponderEliminarSaludos.
Imagino que cuando una se convierte en esposa ...
ResponderEliminar:) Besos
jajajaja GENIAL
ResponderEliminarjejejejeje
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