viernes, 9 de febrero de 2018

0147: la danza del perrito

La postura del perrito es de las mejores, y no lo digo yo, las muchachonas del barrio lo dicen. Es una postura en la que ambos dan rienda suelta a su lado más perruno. Si a estas latitudes no sabes cuál es, te contamos en qué consiste: ella se pone a cuatro patas, mientras el introduce en la vajilla su cucharilla pero desde atrás. Con esta postura se logra una penetración profunda que estimula la letra G. 
Aunque el 'modus operandi' parece que está claro, aún faltan muchos detalles que alisar. Un largo etcétera de dudas que, debido a la falta de comunicación que hay entre él y ella, se quedan sin solventar.
Hoy nos vamos a centrar en el desconocimiento de ellos —los vecinos—, quienes muchas veces cogen de determinada forma pensando que es lo mejor y, lamentablemente, la cagan. Ojo, que hay vecinas que también la cagan, ¿eh? Pero el asuntechi va con ellos. Recogemos las cosas que todo vecino debe saber si va a realizar esta faena.

1) Debe preguntar
El vecino debe averiguar si realmente a ella le gustan los perros o si solo accede para seguirle la corriente. Esta postura es como la pizza con anchoas: la amas o la odias. Si a ella le es indiferente o no le gusta en exceso, prueba a otra.

2) Saber si ella es clitoriana
Si tú que lees esto no sabes qué significa, estás jodido. El perrito permite muchas variaciones, entre las que se encuentra la más importante: tocar el botón rojo mientras se mete  la cucharilla algo necesario para un montón de vecinas, que solo son capaces de llegar a buen puerto a través del cliqueo. En el caso de que ella sea clitoriana, y no le estimules el icono, acabará por aburrirse a los tres minutos del ejercicio.

3) El martilleo
Se debe ir fuerte e intenso, pero cambiando de ritmos e intensidad.

4) Pillar un buen ritmo
A veces demasiado rápido es malo, a veces demasiado lento es malo... ¿La solución? Tienes que preguntar, si ella no te dice nada. Lo suyo es que te diga cuándo debes ir más rápido o más lento.

5) Azotar o no azotar...
Desde aquí te decimos que, ante la duda, prueba con un azotito flojo, y si ves que le gusta, dale con ganas.

6) Desaprender

Realmente, necesitas desaprender todo lo aprendido. A todos los vecinos se les debería clavar esto en la mollera: lo que funciona con tu esposa  puede no funcionar con la nueva vecina.

5 comentarios:

  1. Entre la vajilla, la cucharilla y el botón rojón me has hecho reír.

    Besos

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  2. Una buena lección, sí :)

    Aquí, aprendiendo.

    Un beso.

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  3. Jajaja eres las hostia. Mientras que la clitoriana no te muerda el rabo, que más dará; postura del perrito o del salto de la rana,jajaja.

    Abrazo

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  4. En Yoga también hay una postura que se llama el perro.

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  5. Jajaja, que buenos consejos, voy a mandar a mi marido a tu blog. Saludos

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