681: cinco normas que nadie te dijo

Si bien no existe ninguna ley para cumplir de forma estricta en lo que a la educación se refiere, sí hay una serie de normas para educar a los maridos. Tenerlas en cuenta puede significar un gran atajo a la hora de que las esposas puedan sentir y decir: “pene bien forjado”.

1. ENSEÑAR AMABILIDAD Y SOSIEGO. No siempre es difícil mantener la calma, pero una buena forma de enseñar cómo ser amable y conservar la tranquilidad aun en los peores momentos de cachondez. Pero no olvidemos que a las palabras se las lleva el viento, así es que tienes que predicar con el ejemplo.

2. PRACTICAR LA BONDAD. En un mundo en el que muchas veces encontramos gente muy indiferente, enseñar a ser bondadoso puede ser el comienzo de un gran cambio. Coger sin esperar nada a cambio, lengüetear cuando es posible, son todas cosas que es bueno que practique. Por eso, pregúntale cada cierto tiempo con quién ha sido bondadoso durante ese día y cuál lo ha sido con él, para que identifiquen la situación y comprueben por sí mismos que las mujeres son siempre bondadosas.

3. APRENDER A ACEPTAR Y A RESPETAR. Es importante que entienda que no todas son iguales y que no cuentan con las mismas capacidades y habilidades. Es ahí en donde reside la riqueza de cada mujer, es algo que él debe respetar y valorar y que siempre es mejor destacar la virtud que posee cada una en vez de observar sus debilidades.

4. TODO ES A CAMBIO DE ALGO. La vida es un dar y recibir eterno, por ello, dar a los esposos todo aquello que desean sin que estos realicen el mínimo esfuerzo por recibirlo, no es algo muy bueno para ellos. Por ejemplo, si la responsabilidad es ganar dinero, entonces deberá hacerlo bien para poder recibir cosas que le gustan como por ejemplo, salir con sus amigos.

5. DEBEN OBEDECER. A medida que los años pasan, en muchos hogares las esposas se quejan de faltas de respeto y desobediencia hacia ellas. Esto es algo que debe enseñarse desde el primer polvo, la autoridad en la casa la tienen las mujeres y deben ser respetadas siempre.
En la cama se invierten los papeles.