lunes, 11 de julio de 2016

680: “¿Qué pretende usted de mí?”

El hombre histerófilo tiene predilección por las histéricas, mujeres que poseen apariencia seductora aunque de personalidad vulnerable e insegura”. En otras palabras: histérico él, histérica ella. Ante una aseveración -en apariencia- tan fehaciente, cabe preguntarse: ¿se ha formado una nueva pareja? ¿La de los histéricos?

Definir una pareja
Todos recuerdan que los varones, como dando un guadañazo, solían descalificar a las mujer con ocho letras (no contamos la hache porque es muda) letales: ¡Histérica!”, decían (y siguen diciendo). Bueno, ahora, a ellos también los despeina la guadaña. ¿Acaso no hay hombres histéricos? Y avancemos en la ecuación. Si una histérica y un histérico se juntan, ¿dan lugar a una pareja histérica? ¡Ja! ¿Y qué decir entonces de las parejas de golosos o miopes? ¿Algo de eso define a una pareja?

Hoy, la histeria es referida tanto a hombres como a mujeres, al ‘histeriqueo’ entre ambos. Se acerca te pido el mail o el celu, pero este interés se diluye, no se comunica, porque ‘va a aparecer alguien mejor’ (ideal que rápidamente se frustra). El príncipe azul destiñe hasta volverse sapo”.

El “otro”, ese desconocido
A todos les divierte jugar a la seducción, pero si el vínculo se profundiza, el que seducía se repliega, abandona, dice: “No juego más”. Porque involucrarse en un vínculo implica establecer lazos con un desconocido, con alguien ajeno, con un otro con el que no se sabe qué podría llegar a pasar. Y esta es una usina generadora de comportamientos histéricos. Porque, ¿qué es esto de ser “otro”? ¿Ese miedo acaso aparece incluso en los casos de parejas que se reencuentran después de una separación? Susana no duda: “Sí, porque el otro es siempre otro. Y los que se reencuentran nunca son los mismos que se dejaron”.

Volvamos a la cuestión original. “Esta expresión, ‘histérica’ o ‘histérico’ se ha banalizado tanto como la expresión psicópata. Y se las usa para decir cualquier cosa. Por ejemplo, no me psicopatees, o no me seduzcas, por no me histeriquees”.

Histeriquear da placer, porque la histeria tiene que ver entre otras cosas con la mirada. El hombre es visual y la mujer es auditiva. Al hombre, las mujeres les entran por los ojos. Entonces la histérica, claro, goza porque es mirada. Y ser mirada es lo mejor que le puede pasar a una histérica. Hasta ahí, ella es exitosa. Pero unos pasos más adelante, la situación cambia, se asusta y aparece aquel famoso ‘¿Qué pretende usted mí?’ Y llega entonces el dolor y la imposibilidad de concretar el deseo. Y esto es lo que ahora les pasa tanto a los hombres como a las mujeres”

Sin embargo, no se puede tipificar a las parejas por estos rasgos. Las relaciones son muy misteriosas, el amor lo es y cuando una pareja se enamora es ciega. Recién cuando se despabila empieza a reconocer al otro, a notar las diferencias, distinguirlo como el diferente. La realidad virtual colabora. En Internet, en el chat, cada uno puede decir lo que quiere y presentarse a sí mismo cómo quiere. Eso hace que el otro haga una construcción imaginaria. Pero cuando las personas que estaban detrás de esos discursos se encuentran cara a cara, muchas veces ven que no tienen nada que ver con esa construcción arbitraria.

No hay duda que el presente, definido como un tiempo de “amores líquidos” se caracteriza por la inestabilidad de las relaciones amorosas.
En tiempos más tranquilos los roles eran más fijos. La mujer era el ama de casa, el hombre era el que trabajaba y había más hipocresía. No era mal visto que un hombre tuviera una amante. Entonces parecían vínculos más estables. Pero eran estables del establishment y para ese tipo de sociedad. Ahora eso ya no se tolera o se tolera poco, como tampoco se tolera que otro irrumpa en tu vida.

Porque hoy resulta muy perturbador que un otro, un extraño, penetre, se nos meta en nuestra vida. Hace poco, el cine nos dio una muestra magnífica de esto con Copia certificada, la película de Kiarostami con Juliette Binoche. Ella le dice a él ‘Quédate, que juntos a lo mejor nos puede ir bien’, y él le contesta: ‘Te dije que mi tren se va a las nueve’. Pareciera que esta modalidad de relaciones efímeras de pareja, es la que predomina en el tiempo del amor líquido.

7 comentarios:

  1. Yo tenía la histeria por otra cosa. Yo a esos los llamos "cagaos".
    Besos

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  2. Las relaciones de pareja cada vez son más frágiles.
    De hecho muchas parejas se aguantan porque si separan sería el caos económico para los dos: pensiones para hijos, dos viviendas... y no se lo pueden permitir.

    Creo que la pareja evolucionará aún más y puede que en el futuro este status actual desaparezca.

    Saludos.

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  3. Todo hijo de vecino ya hoy anda medio histéric@... solo que más de la mitad ni se reconocen...
    :))

    C´est la vie!

    Bss, Chaly.

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  4. Qué complejo es el mundo de las relaciones de pareja. Antes las cosas estaban "bien" definidas: la mujer aguantaba, lavaba y planchaba, el hombre traía el sustento y tenía sus cositas por ahí.
    Hoy, en nombre de una libertad mal entendida, nos hemos vuelto egoístas y no hay tolerancia (en ambos bandos)
    Besos, Chaly.

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  5. Todos somos un poco hist´éricos y estamos un mucho histéricos.

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  6. no es ser histérica!, es histrionica!!

    :P

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  7. El líquido puede hacerse sólido y el sólido licuarse, esto del amor es como los estados de la materia. Y antes también pasaba solo que no se notaba por fuera y todo parecía sólido aunque igual estaba gaseoso perdido.

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