“Cuando empiezo a salir con alguien y las semanas avanzan, me doy cuenta de
que el amor no me interesa -dice Valentina-. Lo que me gusta es el romance en sí,
pero no me convence el compromiso. Cuando el otro deja de ser un misterio, y el
vértigo de lo fortuito se termina, me empiezo a sentir triste.” ¿Se puede vivir
sin amor, saltando de romance en romance? Valentina dice que a veces sufre,
pero que prefiere la libertad que le da la soltería. Lo cierto es que las
relaciones han cambiado.
Los vínculos son cada vez más frágiles, porque el amor a largo plazo ya no
es visto como un bien preciado. Las mujeres, por otra parte, se han
independizado: ya no las ata la necesidad de estar en pareja, ni como solución
económica, ni para cumplir con viejos mandatos sociales. En tiempos de
modernidad líquida, como lo pensó el sociólogo Zygmunt Bauman, el amor tiene el
signo de una transacción comercial: es un dar para que me den, nunca
desinteresado. Las relaciones se piensan como bienes de consumo, que se usan y
se tiran para pasar a lo siguiente.
“En general, aquellas que deciden desistir del amor tienen un nivel social
y económico alto, vuelcan la mayor parte de sus energías al éxito profesional,
y se encuentran más centradas en sí mismas y en sus deseos. Frecuentemente les
interesa tener una pareja ocasional. Lejos de ser negativa, la elección es tan
válida como la de formar una familia tradicional” Para ellas, amar equivale a
anularse completamente, a perder identidad. Y el amor es una experiencia de
fusión. Como decía un soneto de Lope de Vega, quien lo probó lo sabe. Las
mujeres que sufren de anorexia sentimental no pueden, o no quieren, vivir esta
experiencia. La posibilidad de asumir un compromiso sentimental les hiela la
sangre.
Analía sostiene que nadar en las aguas de la vida amorosa no es nada
sencillo: “La pareja conlleva un trabajo arduo y constante que implica soportar
en algunos momentos fracasos, pérdidas, desencuentros, falta de garantías.
Sostener el deseo acarrea también el trabajo de duelo por las diferencias entre
lo esperado y lo encontrado”.
NO COMPROMETERSE
Pero no todas lo viven de la misma forma: hay quienes dicen que no tienen
interés y quienes prefieren no comprometerse en una relación por miedo a
repetir historias tóxicas. Según Amalia, “muchas reviven en la pareja
experiencias de abandono en la infancia, de amores no correspondidos, o tienen
problemas de baja autoestima. Estos factores provocan mucha desconfianza en el
amor y muchas veces generan sentimientos de rechazo y temor.” A Sofía sí le interesa estar en pareja, pero
reconoce que una vez embarcada, no puede sostenerla a largo plazo: “Tengo
muchos ‘maridos en el placard’, hombres a los que les prometo cosas que
después, por miedo, no puedo darles y en esa falsa estabilidad construyo mi
permanente distancia de todo compromiso real. Soy un tipo de chica que escapa
al compromiso de una sola forma: se queda siempre en la primera etapa y la
reproduce ad infinitum”. Como Sofía, hay muchas mujeres que se paralizan frente
a la posibilidad de encarar una relación seria.
Lo esencial, para Teresa, es que el deseo de soledad sea genuino. “Es
cierto que no querer tener una pareja podría ser la elección de una mujer. Pero
muchas veces se trata de una elección engañosa que no la representa en lo que
verdaderamente desea, sino que enmascara un modo de evitar el trabajo arduo de
nadar en las aguas de la vida amorosa y transitar por los riesgos propios que
implica sostener el deseo. Es lo que yo llamo ‘cobardía ante el deseo’ o
‘pereza ante el deseo’. El cobarde o el perezoso no se juega por lo que desea
porque no quiere asumir ningún riesgo, ninguna pérdida, ninguna falla”.
Al final, cuando hablamos de amor, hablamos de un misterio al que siempre
entramos con los ojos vendados: nadie nos da garantías. En palabras de Judith Butler:
“El amor no es un estado, ni un sentimiento, ni una predisposición, sino un
intercambio desigual, en tensión con la historia, con los fantasmas, con deseos
que son más o menos legibles para aquellos que intenten mirar al otro a través
de su propia mirada defectuosa.” El desafío está en animarse.
Es como quien lee un libro y no pasa del primer capítulo. No sabe lo que se pierde. Un beso.
ResponderEliminarEs verdad que las relacione han cambiado y que al haber más libertad, a la gente le cuesta atarse a una persona de por vida y también la gente está dispuesta a aguantar menos y a disfrutar más.
ResponderEliminarQué difícil definir amor. Ya no hay compromiso con ese sentimiento, es pura inercia eso ahora. Qué sé yo.
ResponderEliminarSaludos.
Complicado hablar de este tema.
ResponderEliminarBesos.