—A
ti te pasa algo.
—No…
es sólo que no he dormido muy bien.
—Tú
a mí no me engañas. Nos conocemos y sé perfectamente que me estás ocultando
algo.
— ¡Que
no!
—Mírame
a los ojos.
— ¡Qué
pesada eres! Si te lo cuento, promete que no vas a abrir la boca, ni opinar, ni
meterte en mis cosas.
—Te
lo prometo. Palabrita del crío Jesús.
—Anoche…
¡Uf! Anoche…
—Madre
mía, chica, dilo ya.
—Anoche
me deje coger por mi jefe.
— ¡¿Cómo?!
— ¿Te
lo tengo que repetir?
— ¡Joder,
¿Con «el palomudo»?
—No,
si ya sabía yo que no ibas a poder estarte calladita y sin preguntar.
—Te
juro que he aguantado todo lo que he podido, lo he intentado, pero no puedo.
Por favor, cuéntame algo… un poquito. Porfa, porfa, porfa…
—Eres
una cotilla enfermiza.
—Un
poquito, sólo un poquito.
Después
de tanta insistencia Le contó todo con pelos y señales.
—Pero,
¿cómo puedes ser tan tonta?
— ¿Tonta?
¿Por qué soy tonta?
—Te
tiras al palomudo, disfrutas como una ninfómana y luego le echas la charla y te
arrepientes.
— ¡Es
mi jefe!
— ¿Y?
—No
tienes pudor ninguno.
—Mira,
cariño, he aprendido algo en esta mierda de vida: disfruta todo lo que puedas,
porque un buen día te vas al otro barrio y todo lo que tu cuerpo se lleve, será
lo que te quede.
—Sí,
claro, pero… ¡Es mi jefe!
—Sí,
la verdad es que eso es una putada… ¿Puedo preguntarte algo?
—Si
te digo que no, ¿serviría de algo?
—No.
—Dispara,
entonces.
— ¿Tiene
el palito tan duro como parece?
— ¡Mira
que eres burra!
Le
lanzó una sonrisa enorme
–Tan
sólo te diré una cosa. Es mucho mejor de lo que yo esperaba. Duro no, durísimo.
—Entonces
mereció la pena.
La
afirmación de su amiga le hizo recapacitar, quizá ella tenía razón, no debía
darle más vueltas. Lo que pasó, pasó y ya no tenía remedio. Loquilla tenía un
don especial, conseguía alegrarle la vida y ayudarla, sin siquiera
proponérselo, a superar todos sus temores. Como siempre, había conseguido
sacarle una sonrisa.
—Gracias
— ¿Por
qué?
—Porque
no sé cómo lo haces, pero contigo los problemas parecen menos problemáticos
— ¡Anda
ya, tontita! No te pongas tan sensiblera que sabes que soy de lágrima fácil.
Ponte guapa y vámonos, que vamos a llegar tarde.
Si lo tenía grande y duro y la hizo disfrutar, hizo bien. Esta vida son dos días, y cuatro los vivimos mal-
ResponderEliminarAbrazo Chaly.
Nada como el placer con eso se olvida todo, lo malo es que muchas veces tras el placer llegan los problemas. Porque no nos vamos a engañar, no se puede estar las 24 horas del día follando.
ResponderEliminarSí, disfrutemos lo que podamos.
Besos
Híjole....no sé, disfrutar al máximo, pero sin cruda moral!
ResponderEliminarBesos
Jajajaja "¿Tiene el palito tan duro como parece?" Ay... jajaja
ResponderEliminarPues en ese aspecto, yo soy bastante insensata.
ResponderEliminarY en los otros... También.
Beso, Chaly.
Un diálogo sin desperdicio.
ResponderEliminarBuenisimo
ResponderEliminarEstá bien puesto el título. Menos mal que tiene una amiga que le hace de sal de frutas.
ResponderEliminarUn abrazo.