Yo
grabé las figuras en la pared de las cavernas, descueré a las bestias y curtí
sus pieles.
Yo cocí la carne y la sequé para servirla en las noches frías del invierno, cosí con los tendones y agujas de sus huesos el calzado de los padres de mis hijos.
Los guerreros que me forzaron. Los valientes cazadores.
Los jefes de los clanes. Los chamanes. Los bufones.
Yo cocí la carne y la sequé para servirla en las noches frías del invierno, cosí con los tendones y agujas de sus huesos el calzado de los padres de mis hijos.
Los guerreros que me forzaron. Los valientes cazadores.
Los jefes de los clanes. Los chamanes. Los bufones.
Yo
soy la mujer.
Yo limpié sus mocos y su semen, yo amamanté a sus bestias huérfanas y a las mías.
Yo limpié sus mocos y su semen, yo amamanté a sus bestias huérfanas y a las mías.
Yo mantuve vivo el fuego, amasé el barro de sus vasijas y las levanté, y las
llené, y llené sus bocas y sus vientres.
Y lo seguí hasta las trincheras para coser su camisa y sus heridas, para llenar sus balas y secar sus ojos de la muerte.
Y lo seguí hasta las trincheras para coser su camisa y sus heridas, para llenar sus balas y secar sus ojos de la muerte.
Yo
soy la mujer.
La esclava invisible,
la niña mutilada por el hombre de la cuchilla sucia,
la puta lapidada,
la bruja de la hoguera,
la loca amordazada,
la concubina.
La esclava invisible,
la niña mutilada por el hombre de la cuchilla sucia,
la puta lapidada,
la bruja de la hoguera,
la loca amordazada,
la concubina.
Yo
soy la mujer.
Nunca en mí, nunca mi dueña.
Siempre en otras manos mi destino, mi cuerpo, mi esperanza, cercenada desde el centro.
Nunca en mí, nunca mi dueña.
Siempre en otras manos mi destino, mi cuerpo, mi esperanza, cercenada desde el centro.
Yo
soy la mujer.
Yo caliento la cama de los hombres, yo madrugo para besar su frente a pesar de su silencio y podría comprender su mirada ausente de garras despiadadas pero no quiero.
Yo caliento la cama de los hombres, yo madrugo para besar su frente a pesar de su silencio y podría comprender su mirada ausente de garras despiadadas pero no quiero.
No
cerraré los ojos por más tiempo, ni ofreceré mi cerviz otro milenio.
Viraré mi rumbo al sur de su camino, no voy a restañarlo de más guerras.
Dejaré mi carga espesa de dolor y culpa y que la mar se lleve el pus del tiempo.
Viraré mi rumbo al sur de su camino, no voy a restañarlo de más guerras.
Dejaré mi carga espesa de dolor y culpa y que la mar se lleve el pus del tiempo.
Yo
soy la mujer
y con mis manos de tierra y miel
amasaré las horas y el pan cada mañana
y un día cantaré.
y con mis manos de tierra y miel
amasaré las horas y el pan cada mañana
y un día cantaré.
María
Gutiérrez
(España)
(España)
Yo soy la mujer.
ResponderEliminarY me gustaría que no existiese un 8 de marzo ni un 25 de noviembre.
Besos
¡Bien Prozac! Somos mujeres los 365 días del año.
ResponderEliminarBesos, Chaly.
Maravilloso texto, felicito a la autora y a ti. Un beso.
ResponderEliminarPrecioso poema, bien traido.
ResponderEliminarEstupendo muy bueno.
ResponderEliminarAbrazo Chaly
leía algo sobre las mujeres y parece que hoy es una oda a lo femenino pero faltas mucho en valores, derechos y no violencias...
ResponderEliminaral final tambien creo que los hombres (algunos) la pasan mal y tienen a veces los estigmas mucho mas arraigados porque tienen que cubrir una función
:) besos charly