921: ¡Adiós, ángel de dios!

—Vecinos, hermanos de la cama, llego ante ustedes con una noticia infausta, en las Españas se ha dictado una ley que amordaza el buen gusto y la libertad de expresar la admiración ante un culo o un par de tetas, ¡han prohibido el piropo picante!

—He escuchado que también le han dado estatus de miembro de la familia a las mascotas y multarán a todos aquellos que los maltraten, no les den de comer, les pongan correa, los vistan disfrazándolos de humanos.  Los besuqueen y los abracen pues en su esencia estas cosas desagradan a todo perro y a todo gato y ni que decir a las iguanas.

—Así son los europeos, miel para las mascotas y hiel para los inmigrantes

— ¿Y qué mierda nos importan esas cosas?

— ¡Claro que nos importan! En este país siempre copian las leyes estúpidas y el día menos pensado nos fregaran a nosotros y ya no podremos decir:”¡Qué lindo culo, la invito a cagar en casa!”

— ¿Y ahora qué hacemos?

—Tranquilinos, tranquilinos, tenemos que aprender a soltar de sopetón el piropo blanco

— ¿Y qué mierda es eso?

—Es un piropo que no ofende y despierta la curiosidad de las féminas. Y en ese sentido todos ustedes a partir de este momento saldrán a las calles y a mujer que encuentren le dirán: “¡Adiós, ángel de Dios!” y en un papel anotaran su reacción, el sábado por la noche estadísticamente sabremos la verdad.

—De cinco, dos se rieron, una me miro feo y dos no me dieron bola.

—Una me amenazo con llamar a su hermano y en razón de ello calle mi voz por precaución

—Tres me hicieron gestos de mal gusto, cinco me dijeron que era un imbécil, dos me sonrieron —pero en mi fueron interno sentí que se burlaban— y seis me mandaron a la mierda

—Scarlet me dijo que le parece interesante utilizar a dios con el objeto de metérsela, y me fui con ella.

—No tomaremos en cuenta la reacción de la turista, por extemporánea. Dado los resultados estimo que serán las bien dotadas las que saldrán a las calle pidiendo que el gobierno derogue la ley injusta para ellas, en ese sentido estemos tranquilos.

—Bien sabemos que las que impulsan estas leyes regresivas son las feas a las cuales nadie les grita lindezas a su paso.

— ¿Y a ti por feo, nunca te han dicho nada?

—Jajaja, cantan: “Que se mueran los feos” “Qué se mueran toditos, toditos los feooos”