−El problema es la mujer. Siempre la mujer es
el problema. Y aunque resulte sorprendente, de viejas es cuando más problemitas
arrastran. Porque cuando la mujer es vieja se quiebra con facilidad y es uno el
que debe adaptarse a su sensibilidad. Sí, es así, aunque no lo crean. Pero
cuando la mujer es joven hay que estarle encima, no tirar demasiado de la piola
porque si no, hay que cambiarla y cuando se llega a cierta edad los cambios no
son buenos.
Uno desearía estar siempre con la misma mujer,
ya se conocen sus mañas, sus dimes y diretes y además porque siendo joven hay
que optimizar lo poco que te queda de su compañía.
Y aunque les parezca mentira esta mujer hace
20 años que me acompaña. Ya no vienen así. Las mujeres de hoy ya no son tan
fieles.
Miren pascualitos, yo sé que a los jóvenes
les perturba obcecadamente que un viejo los atosigue con palabras pacientemente
reflexionadas, señales, vocablos que ellos, ustedes en este caso, juzgan como
un consejo lanzado al azar por el simple beneficio que me otorgaría la edad.
Pero sepan que lo que estoy diciendo no se trata de ningún consejo y no está
dirigido a ustedes ni a nadie. Lo que estoy diciendo lo digo porque simplemente
tengo ganas de decirlo.
Porque sucede que lo que resulta azaroso en
este preciso instante es vuestra presencia aquí. Fueron ustedes los que se
acercaron, yo no los convoqué frente a mi silueta, así que nada de juicios a la
ligera con respecto a la fijación de las ideas porque si no… el jeep se para y
no arranca. ¿Estamos de acuerdo?
− ¿Así ve usted la actualidad?
− ¿Usted se refiere a la actualidad aislada
de su pasado? Es decir, ¿con autonomía suficiente de vuelo como para mantenerse
a flote por peso propio? ¿O se refiere a una actualidad como continuidad de un
pasado en donde se mezclan las vertientes que supieron desarrollarse por sí
mismas más allá de un par de sociólogos poco serios?
−No entiendo su cuestionamiento.
−Entonces preferiría que hiciéramos un múltiple
choice.
− ¿Qué ganaría con eso?
−Que ustedes entiendan.
−Nos está ofendiendo.
− ¿Su ofendimiento es mayor que su
ignorancia? ¿O fifty-fifty?
− ¿Podemos continuar?
−De acuerdo. Pero relájense.
Pues tienes razón en lo que dices, aunque siempre habrá gente que discrepe; pero eso es bueno. Magistral la cita que encabeza esta entrada.
ResponderEliminarAbrazo compañero.
Bueno, en fin....
ResponderEliminarBesos
Mmmmmm.....
ResponderEliminarbesos
Pues será...
ResponderEliminarDesde el principio me has puesto en contra al decir que "el problema es la mujer"
ResponderEliminarQué difícil es opinar sobre eso, pero es verdad, nadie me llamó.
ResponderEliminarSaludos.
El problema siempre, siempre es la mujer y de viejas... uno debe adaptarse a su sensibilidad. Vaya, pues bien empezamos. ¡Ah! Que la tuya no es así, No será la única, digo yo. Bueno, ya me va gustando.
ResponderEliminar¡Jajaja! Con mucha ironía.
Saludos
El problema siempre, siempre es la mujer y de viejas... uno debe adaptarse a su sensibilidad. Vaya, pues bien empezamos. ¡Ah! Que la tuya no es así, No será la única, digo yo. Bueno, ya me va gustando.
ResponderEliminar¡Jajaja! Con mucha ironía.
Saludos