A lo largo de la historia muchos alimentos han estado en el punto de mira de las autoridades
religiosas.
La clase sacerdotal del antiguo Egipto vetó diversas variedades de pescado y los pitagóricos de la antigua
Grecia repudiaban las habas, pues creían que en ellas
transmigraban las almas de los difuntos.
Muchos cultivos y alimentos del Nuevo Mundo fueron prohibidos por la Iglesia,
quizá alarmada por el hecho de que estaban exentos del diezmo. Las patatas se consideraron transmisoras de lepra y se las tachó de diabólicas por
crecer bajo tierra, como les pasó al ajo y la cebolla a principios de la Edad Media.
El café fue
prohibido durante un tiempo tanto por el islam como por el cristianismo y el chocolate no era bien visto, pues los fieles lo tomaban
durante las jornadas de ayuno, que en aquella época sumaban casi la mitad de
los días del año.
El catolicismo también lanzó una cruzada
contra el tenedor por
ser un invento de los ortodoxos de Bizancio. En el siglo XVIII los católicos
más temerosos de Dios aún lo creían un instrumento maligno.
En el siglo XX el poeta
futurista e ideólogo fascista Filippo Marinetti prescindió en su dieta de la pasta por ser un alimento supuestamente
poco viril y los comunistas advertían de que la Coca-Cola era perjudicial para
la salud.
Por su parte, la feminista Charlotte Perkins Gilman afirmó que para
la liberación de la mujer había que acabar con las cocinas, pues en el utópico
mundo socialista los proletarios comerían en las casas del pueblo.
Hoy día los
hindúes siguen rechazando la carne de vaca, mientras que judíos e islámicos repudian la de cerdo.
Según el antropólogo Marvin Harris, estos tabúes están estrechamente
relacionados con la realidad material de los lugares en los que nacieron dichas
religiones. Los cerdos son omnívoros, comen mucho y de todo, y por tanto su
cría es antieconómica en una tierra tan yerma como Oriente Medio. Las vacas son
indispensables para las labores agrícolas de la India, de ahí que su
salvaguardia se haya convertido en una cuestión sagrada.
No es una coincidencia
que también el Senado romano persiguiera a quienes comían bueyes aptos para la
agricultura en época de penuria.
Curiosa entrada. No conocía las prohibiciones salvo las que conoce todos el mundo (la vaca y el cerdo) me gustó el trocito de historia.
ResponderEliminarGracias
Buena información.
ResponderEliminarLa de la carne, el café o la cocacola, en este caso por motivos políticos, si que conocía.
Lo de las patatas y la lepra me ha dejado alucinada.
Muy interesante.
Besos.
Super interesante la entrada, echarle la culpa a los alimentos...el ser humano siempre tan elemental...saludos!
ResponderEliminarParece que al final la economia manda sobre las creencias religiosas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha parecido super interesante la entrada y he pensado al hilo de ella que las creencias religiosas sean del signo que sean, siempre han estado incordiando hasta en los alimentos.
ResponderEliminarAl fin y al cabo todo es cuestión de economía.
Muy interesante Chaly!
ResponderEliminarBesos =)))
Una entrada bien wikipedia. Siempre se aprende algo con vos.
ResponderEliminarSaludos.
De esto ya habíamos tratado hace unos días, así es que ahora le toca a los chicos.
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