Entre
los campesinos jóvenes, había uno de veinte años sobre el que las chicas
hicieron correr el rumor de que tenía un solo testículo. Las burlas eran interminables:
en cuanto aparecía en una reunión en la que había chicas, éstas se apartaban de
él como de un apestado, exclamando: kata runtu
Desconsolado,
se quejó de esta calumnia ante el tribunal comunal, integrado por campesinos analfabetos,
por lo que todo el proceso se hacía verbalmente, pero que sin embargo podía
infligir no sólo pequeñas multas y algunos días de arresto, sino también la
fustigación, a menudo muy cruel, y juzgaba los pequeños delitos y las pequeñas
diferencias entre la gente de la comunidad.
Las
decisiones de este tribunal no se regían por ninguna ley escrita.
El tribunal comunal se
tomó a pecho el infortunio del joven.
Las
jóvenes culpables (eran más de veinte) fueron convocadas ante la comunidad y
los jueces que pronunciaron la siguiente sentencia: cada una de las culpables debía
ser introducida sola y una tras otra en la sala comunal donde se encontraban
los jueces y el querellante y, después de haber puesto la mano en el pantalón
de éste y haberse asegurado de que tenía dos testículos
y no uno solo, recibir en las nalgas dos lapos del deshonrado.
Y eso
fue lo que se hizo.
La
sala comunal estaba llena de gente, se introducía sucesivamente a las jóvenes y
después de haberlas obligado a colocar la mano en la base del pene, se les preguntaba:
«¿Tiene dos testículos o sólo uno?». La joven no tenía más remedio que
responder: «Tiene dos».
Después
de lo cual era conducida hacia el jefe del tribunal que estaba sentado en un
banco, con la espalda apoyada contra la pared, y dando la cara al público. Se
le decía a la joven que se agachase y que pusiese su cabeza sobre las rodillas
del juez. Al mismo tiempo se le levantaban las faldas por detrás, descubriendo,
debido a la postura de la culpable, no sólo sus nalgas, sino también, entre aquéllas,
sus «encantos»
Observando la concurrencia una variedad de culos entre los
que se destacaron manka siki (culo ancho), yana siki (culo negro); tinya
siki (culo hermoso); q'illi siki (culo sucio) y en mayor cantidad tullu siki (culo flaco)
El
culo, además, estaba dirigido hacia el público. Entonces el joven calumniado
aplicaba sobre las redondeces dos sonoros azotes.
Me has hecho recordar a un chaval que había en el pueblo de mi abuela del que se decía que tenía tres ¿qué hubiera hecho el tribunal?
ResponderEliminarMuy terrible dictamen. Agradable para él, pero terrible. Para escruchar con el #NIUNAMENOS.
ResponderEliminarSaludos.
La justicia... puede que incluso despues de dar esos azotes se sienta bien, con la idea clara de haberse hecho junticia.... no se yo...
ResponderEliminarBesos !! :)
..y eso de oídos sordos a palabras necias????
ResponderEliminarToda la gente de la sala comunal ha disfrutado del mejor cine X sin pagar la entrada. No sabe ese joven en qué lío se ha metido. Ha unido a más de veinte mujeres que van a hacer causa común. La venganza se sirve en plato frío.
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