—¿De qué hablaron?
—Toda clase de temas. Estas conversaciones
en general esquivan la cuestión. Se puede hablar de un millón de cosas, del
mundo, de los demás, pero lo difícil de plantear son tus propios sentimientos y
necesidades. Nunca se dice directamente, se sugiere nomás. Alusiones
indirectas, flirteo. Flirteo y represión van de la mano, y tiene que haber
represión para que un cierto placer se desprenda del flirteo.
—No entiendo. Cuando saliste de
aquí esa tarde esperabas algo diferente, noté que la deseabas mucho. Estabas cegado
por las ganas. Y ella te iba a llevar a su departamento. Por eso no voy a creerte
esta versión. Lo que tú no quieres es que me entere de que te saliste con la tuya.
—…
—Te saliste con la tuya, confiesa.
—A veces uno se sale con la suya,
y otras no.
—¿Salió ella con la suya?
Entonces lo único que quería era flirtear y sentirse deseada.
—Ella quería eso y algo más.
—¿Qué más?
—Sexo y afecto.
—¿Y tú qué es lo que querías?
—Lo mismo.
—Lo que no me dices es que los dos
tuvieron otra cita al día siguiente.
—Me encanta tu imaginación. No hubo
segunda cita, una fue tortura suficiente. Me resulta muy incómodo estar junto a
alguien que deseo, a no ser que la esté ya cogiendo.
—Estabas a dos cuadras de cogerla,
¿por qué dejaste que ella te detuviera?
—Ella no me detuvo. Yo solo me detuve,
tiendo a sabotear estas cosas. Hay un modo de hacerlo, de quebrar el encanto,
eso que se produce cuando dos personas se sienten cómodas entre sí, receptivas.
Son estados de ánimo bastante frágiles, un encanto fácil de quebrar… basta con
hacer cualquier mención directa.
—¿Qué sintió cuando por fin la abrazaste,
una vez en el departamento?
—Ya te dije que nunca la abracé.
Y ojalá mi vida fuese tan florida como tu imaginación… Si llego al punto en que
estoy en una cama con una mujer, entonces no hay problema, el problema viene
antes. Cuando uno se abre y expresa hasta qué punto está necesitado… se vuelve
muy vulnerable, y a pesar de todo puede ser rechazado.
Pero... de algo hay que morir.
ResponderEliminarTiempo habrá.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso huele a cobardía.
ResponderEliminarBesos
Es auténtico, auténtico como la vida cuando lo que de verdad importa son los sentimientos. Hay tantas inseguridades, temores a estropearlo todo que..., te llevan a huir y ahí sí que se quiebra todo.
ResponderEliminarme encanta lo que has escrito
ResponderEliminarabrazos
Un abrazo como terapia y como disculpa para ser en la cruda realidad de la vida.
ResponderEliminarSaludo desde Guadalajara de Buga, Colombia.