—Siéntate, que tenemos que
hablar. Sé que no estás contento.
—Digamos que... sorprendido y
molesto.
— ¿Por qué? ¡Me parece que he
dejado pasar bastantes años desde que se murió tu madre para poder volver a
casarme! Además, es mi vida, no la tuya. No tengo por qué pedirte permiso.
Reconoce al menos que es muy guapa.
—Cuestión de gustos.
Personalmente solo miro a las de mi generación.
—Eso es un golpe bajo.
—Solo te hago notar que tiene
veinte años menos que tú.
— ¿Y qué?
—Nada, pero has ido muy deprisa.
—Para traerla aquí primero tenía
que casarme. Si no, no me habría seguido. Ella no lo habría dejado todo sin...
— ¿Garantías?
—Es una manera de decirlo. ¡Pero
es legítimo! ¡Intenta comprenderlo! Desarraigar a cuatro niños, cambiar de
ciudad, dejar atrás todas sus amistades...
— ¿Y su familia? ¿Y su trabajo?
—No trabajaba. Criar a cuatro
niños ya es un trabajo a jornada completa. De la familia no sé nada.
—Vamos, que saber no sabes mucho.
—Sé que me gusta y que por la
noche me alegro de encontrarme con ella y ser un hombre casado. ¿Te queda
claro?
El tono se había endurecido. No
pensaba ceder ni un centímetro.
—Muy explícito, sí.
—Mejor, porque no te lo repetiré.
¿Qué piensas, que a los sesenta ya se está acabado? ¿Que ya no se tienen
necesidades? ¡Anda, que...! ¡Tú espera que ya te llegará! Estoy en una edad
fantástica, y por fin pienso disfrutar de la vida. Desde que enviudé, lo único
que he hecho ha sido cuidarte y lleva la fábrica que quiso comprar tu madre,
que hay que mantener a flote. Y para que tuvieras vida familiar he vivido entre
mi hermana y mi primo. ¡Una juerga, vaya! Ahora me toca a mí. Es el momento de
que me lo pase bien, así que no pongas esa cara de vinagre y vete acostumbrando
a tu madrastra, ¿estamos?
Tienes razón Chaly, no hay que ceder ni un centímetro más!,
ResponderEliminarTodo el mundo tiene derecho a rehacer su vida, siempre que no anteponga sus intereses personales a las obligaciones adquiridas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Asi debe ser, pero en ocasiones los hijos lo ponen demasiado complicado. Cuando ellos harían lo mismo.
ResponderEliminarBesitos.
Tiene derecho, claro que sí.
ResponderEliminarAunque miro a mi madre, viuda, llegar a casa con otro hombre y quizás pueda entender mejor al hijo.
No nos engañemos, todo el derecho a rehacer su vida, pero que algo de reparo pues oiga, que también.
Lo cual no hace para que intentes impedir que siga adelante.
Besos
Me parece correctísima esa postura en el padre.
ResponderEliminar¿Cuál es el problema?
ResponderEliminarCorrectísimo!
ResponderEliminarBesos =)))
Esperar a enviudar para ser feliz me parece una bobada. Parece que casado no lo fue.
ResponderEliminarBeso