Me apetecía un
cigarrillo.
Era absurdo, hacía
años que ya no fumaba.
Sí, pero ¿y qué?, así
es la vida…
Haces gala de una
fuerza de voluntad tremenda, y un buen día, una mañana de invierno decides
recorrer cuatro kilómetros con un frío que pela para comprar una cajetilla, o
amas a una mujer y una mañana te enteras de que te deja porque ama a otro.
Añade que está confusa,
que se ha equivocado.
Como al teléfono:
«Perdone, me he
equivocado».
No pasa nada, no se
preocupe…
—Me he equivocado contigo estos treinta años. Realmente estoy enamorada de otro.
ResponderEliminar—No te preocupes, que no pasa nada. Lo dejamos y ya está.
Vaya, ya me han dado ganas de fumar!!!
ResponderEliminarBesos
Así de fácil debería ser.
ResponderEliminarEso del teléfono, depende de a qué horas ha sido la equivocación, eh??? :D
ResponderEliminarBesos =)))
Para evitarme éste tipo de problemas es que no fumo ni tengo teléfono.
ResponderEliminarNi tampoco mujer.
Saludos,
J.
Hay días que son despertares.
ResponderEliminarBesitos :)