martes, 19 de septiembre de 2017

054: asociación permisible

- Tengo entendido que anoche me viste en casa de mi amante.
Inclinó la cabeza a modo de asentimiento.
- Yo la conozco desde cuando era un muchacho. Por lo común, estas cosas terminan cuando el hombre se casa, pero yo nunca me casé.
- ¡Pero hace años que acompaña a Rosa!
- Es cierto. Una cosa no excluye la otra.
- ¿Eso significa que ama a las dos?
- De modos diferentes
- ¡Vaya!
- No tienes por qué burlarte. Una es cómoda, sin complicaciones, bastante terrenal; la otra, estimulante para la mente, pero tranquilizadora para el alma.
¿Cuál era cuál? lo miró fijamente, fascinada por ese vistazo en la complicada vida afectiva de aquel hombre, aparentemente tan simple.
- ¿Y si usted se casara con Rosa?
- Eso parece muy poco probable.
- ¿Por qué? ¿Alguna vez se lo ha propuesto?
- Nunca ha habido un momento propicio.
- Oh, vamos, ésa es una excusa muy débil.
- Tal vez, pero nunca he querido arriesgar la relación que nos une.
- Y por eso no hace nada.
- ¿Te parece cobardía? Te aseguro que muchas veces yo también pienso así.
- Se diría que detesta alterar el cómodo arreglo que ha conseguido.
- Comprendo que pienses así, pero ¿podrías decirme, en este momento, si Rosa me aceptaría en el caso de que yo le propusiera matrimonio?
Descubrió, sorprendida, que no podía asegurarlo.
- Jamás lo sabrá si no hace el intento.
- Sí, pero mi fortuna no es grande. ¿Qué puedo ofrecerle, salvo mi apellido?
- ¿Y su amor?
- Podría no bastar.
- Y si bastara, ¿qué pasaría con la mujer de la calle Ravelo?
- Para ella no sería una sorpresa que le asignara una pensión. Por el momento, sirve para proteger a Rosa de las lenguas maliciosas.
El amor devoto adoptaba formas extrañas, y también las confidencias. No supo qué decir.



4 comentarios:

  1. La verdad que Rosa se libra de que no le pida matrimonio...

    Ufffff pies para que os quiero Rosita.

    Besos

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  2. Intuyo que Rosa sale ganando. Protegida de las malas lenguas pasa el tiempo y se afianza en lo bien que vive independiente y sin responsabilidades. La amante encantada y el hombre satisfecho. ¿Para qué cambiarlo?

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  3. Este es de los que no se casa, ni quiere ataduras; solo chingar lo que puede, y santas pascuas. Ahora que también es cierto que hay mujeres, que saben de los desmadres de los hombres, sean casados o solteros, y si ellas lo saben y tragan, sino los dejan que tampoco se quejen de su comportamiento.

    Abrazo Chaly

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  4. En ocasiones las conversaciones se tornan en sorprendentes e inesperadas confesiones

    Besitos

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