Al principio, todo es
hermoso, incluso tú. No das crédito a estar tan enamorado. Cada día trae
consigo su liviana carga de milagros. Jamás nadie en el mundo había conocido
tanta felicidad. La felicidad existe y es muy simple: consiste en un rostro. El
universo sonríe.
Durante un año, la
vida no es más que una sucesión de soleadas mañanas, incluso cuando llueve. Te dedicas
a escribir spots sobre esta cuestión. Te casas, lo antes posible: ¿para qué
reflexionar cuando uno es feliz? Reflexionar te entristece; la vida debe ganar
la partida.
El segundo año, las
cosas empiezan a cambiar. Te has vuelto más tierno. Te sientes orgulloso de la
complicidad que se ha establecido con tu peor es nada. Comprendes a tu mujer
con sólo medias palabras; qué felicidad conformar un todo. En la calle,
confunden a tu mujer con tu hermana: eso te halaga pero te va desgastando.
Coges cada vez menos y consideráis que no es grave.
Estás convencido de
que el fin del mundo está muy lejos. Defiendes el matrimonio delante de tus
amigos solteros, que ya no te reconocen. Tú mismo, sin ir más lejos, ¿estás
realmente seguro de reconocerte cuando recitas la lección aprendida de memoria
y resistes la tentación de fijarte en las mujeres ligeras de ropa que iluminan
la calle?
El tercer año, ya no
resistes la tentación de fijarte en las mujeres ligeras de ropa que iluminan la
calle. Ya no hablas con tu mujer. Pasas horas en el restaurante escuchando lo
que hablan en las mesas vecinas. Sales cada vez más: eso te proporciona la excusa
para
no tener que follar.
Pronto llega el momento en que ya no puedes soportar a tu esposa ni un segundo
más, ya que te has enamorado de otra.
Sólo hay un punto en el
que no te habías equivocado: efectivamente, la vida siempre tiene la
última palabra.
El tercer año trae consigo
una noticia buena y otra noticia mala. La noticia buena: asqueada, tu mujer te
abandona. La noticia mala: empiezas otro blog.
Pues no sé, no creo que sea siempre así. Es como en botica hay de todo.
ResponderEliminarPero lo que nunca he entendido es porqué cuándo uno o una se da cuenta que lo que tiene se ha acabado permanece ahi? no estamos en el siglo XVIII.
En cuanto a lo del blog, no sé, ¿es incompatible la vida en pareja con un blog? creo que por aquí hay muchos es esa situación y tan ricamente. Este tipejo igual es que lo usaba de sustituto en su vida, entonces ok, un error por otra parte, pero bueno.
Besos
Tres años!!!
ResponderEliminarCreí que solo yo se había dado cuenta.
Un fuerte abrazo Chaly.
Jajaja has puesto los matrimonios de color de rosa; vamos para animar a la gente a que se vaya casando. Pues hombre hay de todo. Aunque bien es cierto, que las parejas cada vez se soportan menos.
ResponderEliminarAbrazo.