domingo, 10 de diciembre de 2017

0108: el débito y el haber

—Te cuento que el sábado me caso con Margarita Pizpireta Martínez
—¿Todavía no te la has cogido?
—¿Y que tiene eso que ver con el matriqui?
—Es que algunas no se abren si no pasan primero por el altar
—No, ella y yo nos compenetramos
—Entonces no existe motivo genuino para que te cases
—¿Y el amor?
—¡Eso es lo que estás viviendo ahora con ella! ¡No la cagues casándote! El matriqui tiene un embrujo raro, pues apenas el notario firma y sella la partida matrimonial, todo se va al diablo
—¿Y tú no te casaste?
—Sí, me case y con esa experiencia estoy hablando, pues apenas el notario escriba: Margarita Pizpireta de Voluble y Eduardo Voluble Prieto y ponga el sello y su firma, automáticamente ella cambiará y lo peor es que tú también, pues ese maldito DE influirá en el subconsciente de ambos.
—El DE la unión de conjuntos
—No el DE propiedad

4 comentarios:

  1. Peor son los norteamericanos, que les borran el apellido a sus mujeres para ponerles el suyo. De todas formas —al menos por estos lares— lo del "de" ya no se lleva, afortunadamente.
    Un abrazo.

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  2. Como diría cierto anarquista del siglo XIX, la propiedad es un robo... En este caso, del sentido común.

    Saludos,

    J.

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  3. Señora de...uffff
    He de decirte que el cuento de Caperucita en el siglo XXI ha cambiado un montonazo y menos mal!!!

    Esto de las personas como propiedades creo que quedó en otro siglo...

    Besos

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