sábado, 11 de febrero de 2017

882: Soltera de Botas : ¿Y qué dice la puta que llevas dentro?

Debo aclarar que no cobro ni un peso por tener sexo, es más, lo doy gratis.  Tampoco cambio de amantes como cambiar de pantaletas, ni soy la chica Cosmo que se sabe de memoria aquellos trucos para seducir al susodicho, y desconozco la lista de moda con tips infalibles que supuestamente me harán más ardiente en la cama. Y mucho menos, presumo de mis encantos y voluptuosidad para escalar posiciones o manipular cerebros blandos con penes duros.  Soy puta, no porque hago de todo sino porque disfruto de todo, soy dueña de mí placer, estoy orgullosa de mi cuerpo imperfecto y saboreo mis orgasmos sin restricciones.

En mi caso no surtieron efecto las altas dosis de remordimiento, que intentaron inyectarme en los tres colegios de monjas en donde estudié. Al final decidí que era mejor ser leal a mí misma porque siempre me pareció más excitante la independencia que la hipocresía.

En la antigüedad la mujer estaba destinada a cumplir ciertas convenciones sociales, el sexo era únicamente para fines reproductivos y era mal visto que una fémina se dejara llevar por sus “bajas pasiones”, ya que podía ser tildada de puta. Por tanto su suerte y sexualidad dependían de otros, menos de sí misma. Así que las opciones eran terminar como monja más por obligación que por convicción, casarse con un tipo sin sentir una pizca de amor o sufrir del escarnio público por vender su cuerpo.  Y no, no tiene nada de malo en querer ser beata, esposa o zorra, siempre y cuando sea una decisión libre.

Con el pasar del tiempo la definición de “puta” se hizo más ambigua y confusa, por un lado empezó el bombardeo y el afán por convertirte en el objeto del deseo, todo para que tu pareja no se vaya a buscar afuera eso que no le estas dando. Y en el otro extremo están los que juzgan a las putas, esos que preguntan de forma inquisidora, cómo aprendiste a hacer ese movimiento y con cuantos te has acostado, o los que te aconsejan que dejes esa vida de casquivana pues ningún hombre decente te va a tomar en serio. Triste pero cierto, después de siglos y siglos, tu sexualidad tal vez siga en manos de terceros!!

Carajo! si yo me acuesto con alguien es porque me encanta, porque siento ganas, porque tengo derecho al placer. Y sin presiones experimento una forma de comunicación, que se manifiesta con el intercambio de fugaz felicidad a través de los seis sentidos. Es una relación de gana-gana y no tengo miedo de dar porque sé que en la misma medida recibo. Así como también tengo mis momentos para decir NO en letras grandes, pues yo elijo con quien y cuando, porque respeto mi cuerpo.

Cuando fui consciente de mi independencia erótica supe que el camino no sería fácil, de modo que cada una de mi acciones debajo de las sábanas tendría sus consecuencias por fuera de ella. 

Si ser puta es disfrutar plenamente de mi sexualidad, entonces lo soy. Y qué tiene si me gusta ver porno, si a mi vagina la llamo lolita y si soy de las que gimo durísimo sin importar lo que piensen los vecinos. Lo cierto es que me considero una fémina común y silvestre, que disfruta tener sexo con la luz prendida y hacer el amor con los ojos cerrados.

Y no es que este glorificando el sexo es todo lo contrario, para mi es algo tan normal como comer, dormir u orinar, el alboroto es de la gente mojigata que lo mira con ojos de pecado.

Eso sí, por más que lo intentara nunca aprendí a comportarme como una dama en la sociedad, tal vez porque no nací con cara de mosquita muerta, mis labios y tatuajes no me ayudaron, además mis comentarios siempre me delataban. Pienso que esa frase patriarcal de “santa en la calle y puta en la cama”, parece más adecuada para féminas con trastorno de doble personalidad. Yo estoy más allá del blanco o del negro, soy la misma persona con o sin ropa, no me comporto de acuerdo a la ocasión o por representar un papel para complacer a alguien. Soy más que santa, soy más que diabla, soy más que un rompecabezas de estereotipos, soy una mujer de verdad.


¿Y qué dice la puta que llevas dentro?

4 comentarios:

  1. Creo que ya lo comenté en alguna ocasión, el sexo es una necesidad fisiológica.
    No la llamaría puta, sino lista y tampoco creo que sea incompatible ser una dama y disfrutar plenamente y sin represiones de la sexualidad.

    Un beso

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  2. ¿Qué dices en la antigüedad...? ¡anteayer!

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  3. Yo creo que estoy con Tracy, ¿antigüedad? yo oigo cosas así a diario.
    Gran texto.

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  4. Muy bien por ella. Me gusta así, que sea bien puta.
    Saludos.

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