—Es tímida. A la gente le chocan sus cabellos rubios, cuando va por la ciudad conmigo, y se vienen algunos detrás diciendo: "¡Mira la rubia! ¡Mira la rubiecita!" Eso le dicen en voz alta, y ella se acobarda.
— ¿Y tú? ¿Tú no te acobardas, eh?
La muchacha se echó atrás la negra mata de pelo.
—A mí nadie me dice piropos.
Será porque les causa respeto la morena, no porque no se los merezca también.
ResponderEliminarUn abrazo.
Seguro que ella tendrá admiradores, quizás ella imponga orden y respeto.
ResponderEliminar:)
Un abrazo.
Menuda es...
ResponderEliminarBesos, Chaly.
Las rubias llaman más la atención,
ResponderEliminarBesos
Alguno habrá que se los diga...
ResponderEliminarbesos.